Todo con X

Los "morenistas" criticaron la decisión del Frente Amplio por México (FAM) de suspender las elecciones primarias para decidir quién habría de encabezar la alianza opositora, si Beatriz Paredes o Xóchitl Gálvez. Una elección ociosa debido al masivo y manifiesto apoyo ciudadano a favor de Xóchitl, en la que sólo podrían haber votado quienes tramitaron su registro, lo que habría dejado sin voz a millones de ciudadanos que también la apoyan, pero no hicieron el trámite.

Al respecto, en la red social X (antes Twitter) hubo una pregunta que en tono burlón decía: "¿Y qué pasó entonces con el proceso democrático más innovador y exitoso en la historia moderna de México?".

La respuesta que le dio Macario Schettino a ese "tweet" (¿o habría que llamarlo "exe"?) fue perfecta: "Pasó que los ciudadanos impusieron su candidata a los partidos... nomás".

Esto es lo importante del fenómeno Xóchitl Gálvez, que se trata de una genuina candidatura ciudadana, nacida no de los partidos, sino de la voluntad y el deseo de ciudadanos, libres y apartidistas. Le pidieron 150 mil firmas, y en unas cuantas semanas logró un millón, y todas, absolutamente todas, auténticas, no compradas ni exigidas por nadie.

Así lo escribió Beatriz Pagés en la revista Siempre: "...el Frente Amplio no nació para promover personas, se creó para construir un ejército ciudadano de movilización dispuesto a impedir que Morena se recicle en el 24".

Xóchitl es ya la cabeza de ese ejército ciudadano.

En este caso, los partidos políticos sólo sirven, y seguirán sirviendo, como vehículos electorales -sin marca y sin choferes- puestos (como siempre debió ser) al servicio de los ciudadanos, quienes esta vez seremos los conductores, y los políticos serán pasajeros anónimos con una sola tarea: mantener los vehículos funcionando y con el "tanque lleno".

El único rol protagónico debe ser el de Xóchitl, y la X de su nombre significar la X de Xiudadanos, la X de Xalud, de Xeguridad y Xusticia, de un MéXico moderno y pujante, en el que es imperativo cambiar la percepción que tenemos de nosotros mismos.

Debemos dejar de referirnos a los mexicanos como el "pueblo", palabra favorita de la 4T que infiere pobreza, ignorancia y rezago, y cambiar el término al de "xiudadanos", que infiere la idea de individuos educados, desarrollados e informados. No es casualidad que en el diccionario de la RAE, el significado de "pueblo" sea: "gente común y humilde de una población", y el significado de "ciudadano" sea: "persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes".

Así, en lugar de vernos siempre como parte de un pueblo sumiso, indefenso, resignado y protegido con la voz, los argumentos y dádivas del gobierno, vernos y asumirnos como xiudadanos activos, autosuficientes y con las miras altas.

Ahí están las diferencias entre el nuevo y fresco discurso xiudadano de Xóchitl y el discurso rancio, nocivo y populista de la 4T.

El de Xóchitl es un discurso feliz, que une, inspira y aspira a una calidad de vida superior, mientras que el de la 4T es un discurso agresivo, de pleito, de división y encono, de mediocres resentidos y enojados con el mundo.

Para reducir desigualdades, Xóchitl propone subir a los de abajo; la 4T prefiere bajar a los de arriba.

A Xóchitl le interesa sacar de la pobreza a los xiudadanos y lograr su independencia y autosuficiencia económica, a la 4T le interesa mantener la dependencia del pueblo (el pobre pueblo) a los programas sociales del gobierno.

Y si de medición de resultados se trata, la capacidad y trayectoria personal de Xóchitl permiten, sin complejos de inferioridad, admitir errores y compararse con los mejores; en la 4T los errores y fracasos siempre son culpa de otros, y los éxitos existen sólo si se miden con "otros datos".

Morena llena plazas con acarreados, Xóchitl las llena con voluntarios. En el 2024, los votos a favor de la continuidad de la 4T (dicho por el propio Presidente) provendrán de los mexicanos más ignorantes, mientras que los votos a favor de Xóchitl vendrán de los ciudadanos más capaces, educados e informados.

En suma diría que, la diferencia entre el proyecto populista de la 4T y el proyecto xiudadano encabezado por Xóchitl es que el primero busca dividir y enfrentar, y el segundo, unir y reconciliar. Vaya diferencias.

"Divide y vencerás... una vez;
une y vencerás... siempre".

Yo