Adoctrinar

Es la clara intención del gobierno de la 4T de adoctrinar a las futuras generaciones, a través de la educación pública.

Lo digo porque hace unos días nos enteramos por este medio de que en el diseño de contenidos de la SEP está involucrado el ex funcionario chavista Sady Arturo Loaiza, quien hasta el 2018 trabajó en el gobierno de Nicolás Maduro, y desde el 2022 es "subdirector" de Materiales Educativos de la SEP, encargado nada menos que del análisis y rediseño pedagógico de materiales, participando en la elaboración de los libros de texto y educación básica.

Este individuo -que de pedagogo tiene lo que yo tengo de astronauta- es partidario de enseñar las bases del chavismo a los niños. Antes trabajó en una compañía agrícola y en otra de desarrollo pesquero en Venezuela, y ahora... hace libros de texto. Seguramente lo reclutaron por sus conocimientos pesqueros. Recordemos que siempre es mejor "enseñar a pescar que dar el pescado".

Todos los días estamos expuestos al bombardeo ideológico del Presidente que imbuye en la mente del "pueblo" la idea de que los mexicanos más preparados que aspiran a una calidad de vida superior son (somos) personas banales, cuyo bienestar, así sea meramente clasemediero, se basa en la miseria y explotación de los pobres y en la corrupción.

Esta ideología antiéxito sugiere que la educación y la adquisición de conocimientos y experiencia -con lo que se logra una mejor calidad de vida y la construcción de un patrimonio- convierte a las personas en seres deleznables, racistas, materialistas... fifís, pues.

Debemos hacer un escándalo, igual o mayor al que se ha iniciado por los intentos de "descuartizar" al INE, por el adoctrinamiento que se intenta hacer a la niñez mexicana a través de los libros de texto y con lo que se "descuartizaría" la educación pública.

No parece urgente hacerlo porque los nefastos efectos del adoctrinamiento no son visibles en el corto plazo. Sin embargo nada hay más dañino para el futuro nacional que la ideologización (política o religiosa) en las escuelas; nada nos debería preocupar más que ver a un maestro adoctrinador -castrista, chavista, bolivariano, mesiánico, cuatroteísta-, hablándole a un niño. Imaginen los valores e ideales que enseñan; los arquetipos que presentan como modelo y ejemplo a seguir, como ídolos, salvadores y paladines de los pobres.

Si tienen dudas del interés del gobierno de la 4T en adoctrinar a las futuras generaciones de votantes (que no de ciudadanos libres), lean a continuación lo que es el adoctrinamiento, compárenlo con el discurso oficial que todos los días escuchamos y verán que es lo mismo:

"El adoctrinamiento, a diferencia de la educación que se da en una estricta neutralidad e imparcialidad, es el conjunto de medidas, prácticas educativas y de propaganda tomadas por una autoridad, encaminadas a inculcar determinados valores o formas de pensar en los sujetos a los que van dirigidas. El adoctrinamiento es un medio de control social no explícito ni necesariamente coactivo, pero sí influyente. Este medio es usado por grupos religiosos e ideológicos extremistas, frecuentemente contrarios al orden establecido. En regímenes totalitarios se denomina adoctrinamiento a cualquier modelo de pensamiento del oponente político, pero nunca a las prácticas adoctrinantes practicadas por el mismo Estado".

Esto último es exactamente lo que la 4T hace: ver "la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio".

Si bien la generación actual ya sufrimos la enfermedad de la corrupción y por décadas la dictadura de un partido, tenemos que asegurarnos que no vuelva a suceder.

El riesgo inmediato está en el descuartizamiento del INE, y el de las futuras generaciones, en el adoctrinamiento (lavado de cerebro) a través de la educación pública.

Nos toca a nosotros, a los ciudadanos más educados y todavía libres, hacer dos cosas: evitar la destrucción del INE y asegurarnos de que la educación pública esté libre de ideologías, favorezca el libre pensamiento y el uso de la razón crítica.

La educación pública debe preparar a las siguientes generaciones para su supervivencia social, cultural y económica en un mundo globalizado, y ver a la niñez mexicana no como botín electoral futuro, sino como piedra angular de la democracia y clave del progreso nacional.

"El fin último de toda ideología
es el totalitarismo".

Tom Robbins