La soberanía es un mito

La soberanía es un mito

¿Qué significa hoy la soberanía? fue la pregunta que hace unos días mi amiga y analista política Ivabelle Arroyo lanzó a los aires de Twitter.

"Que no jodan con la soberanía. La soberanía del país no está en entredicho porque Estados Unidos y Canadá quieran revisar la política energética de México como violatoria del Tratado de Libre Comercio (T-MEC)", dijo. Y todo parece indicar que México violó al menos cuatro artículos del T-MEC, contenidos en los capítulos de Acceso a Mercado, Inversión y Empresas Paraestatales, que fueron aceptados por el gobierno actual y ratificados personalmente por AMLO. Y si no es así, en esas consultas quedará aclarado.

Pero si resulta que México efectivamente violó el tratado, no habrá más que corregir y cumplir o atenernos a las consecuencias. Me aterra pensar lo que pasará si el trato que el Presidente dará a esta seria controversia y a nuestros socios y vecinos es de burlas, actitudes infantiles, socarronas y temerarias como la que mostró al poner la canción de Chico Che que dice: "¡Uy, qué miedo!".

El Presidente equivocadamente cree que cualquier reclamo relacionado con los "sagrados" asuntos del petróleo y la energía eléctrica, de entrada, viola nuestra soberanía. Su complejo de inferioridad le hace sentir que un reclamo fundamentado de índole comercial de parte de un gobierno extranjero equivale a recibir un trato de "colonia", y que lo único que buscan es despojarnos de nuestro petróleo, del sol que nos alumbra y de los vientos que soplan en nuestro país.

Difícil saber qué es lo que pasa por la cabeza del Presidente, si es que algo pasa por ahí: o su ignorancia es tal que cree que el mundo es y funciona igual que hace siglos, o estas controversias las usa solo para exacerbar obsoletos sentimientos nacionalistas y rasgarse vestiduras, argumentando que un extraño enemigo quiere profanar con sus plantas de producción de energías limpias nuestro suelo.

Si nuestros principales socios comerciales consideran que México violó determinadas cláusulas del T-MEC, como cualquier contraparte de un convenio, tienen todo el derecho de revisar si hubo o no tales violaciones y en su caso exigir corrección y cabal cumplimiento.

En el mundo globalizado de hoy, las economías y sociedades son cada vez más interdependientes.

Todos los países generan una relación de mutuas dependencias y competencias en la producción de los bienes y servicios necesarios para su supervivencia y desarrollo. Y mientras más necesarios sean éstos, mayor será la dependencia y menor la soberanía.

Hoy en día ningún país es completamente soberano. La soberanía es un mito.

¿Es Alemania un país soberano cuando hasta antes de la guerra de Ucrania el 55% de sus necesidades de gas dependían de Rusia?

El concepto que AMLO tiene de la soberanía es obsoleto. En 1762, Jean-Jacques Rousseau planteó un cambio sustancial a la idea de soberanía: el soberano es el pueblo, el cual enajena sus derechos a favor de la autoridad. "Cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo".

Así, según Rousseau, todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería mandado por un individuo, sino que la voluntad general señala lo correcto y verdadero y las minorías deben acatarlo.

Esta concepción "rusoniana" es la que ha permitido múltiples abusos, asesinatos, destrucción, actitudes irresponsables y el atropello a los derechos de las minorías en nombre de la voluntad del "pueblo". Esa noción, que es la misma de AMLO, ya no es válida. La soberanía de hoy no es absoluta, tiene límites jurídicos, así como racionalidades técnicas, económicas y éticas.

La única manera de ser realmente soberano es no depender de nadie. Pero hoy en día intentar ser una "isla" 100 por ciento autosuficiente no solo es utópico, sino suicida. Ahí está Cuba como ejemplo.

A la hora de que nuestros principales socios comerciales nos reclamen con razón incumplimientos a acuerdos firmados (tal como lo haría México si fuese al revés) de nada servirán los nacionalismos estúpidos que alegan violaciones a nuestra soberanía. Lo único que prevalecerá son las leyes vigentes y la racionalidad.

¿Les va a decir AMLO a los tribunales internacionales "no me vengan con que la ley es la ley"?

Exijamos al Presidente seriedad, responsabilidad y respeto a las leyes y acuerdos internacionales. Empezando por hacer honor a la palabra.

"La autocrítica más honesta
es el suicidio".

Yo