Palos de ciego

Luego de la andanada de críticas que le llovieron al gobierno por haber suspendido las pruebas del Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA), lo que convertiría a México en el primer país en hacerlo, el Presidente salió a decir que la prueba se mantiene, y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación dijo que no se canceló, sino sólo se "reprogramó" aduciendo razones sanitarias.

La verdad es que al gobierno actual no le gusta medirse ni compararse con nada ni con nadie. Por ello descalifica todos los índices, sistemas de medición, datos y estadísticas que objetivamente miden y comparan resultados, exhibiendo por un lado avances y logros, y por otro, retrocesos, mediocridades y fracasos. Y como la 4T presume ser lo mejor que nos pudo pasar a los mexicanos, intentará siempre ocultar cualquier dato que demuestre lo contrario.

Es importante aparecer en los primeros lugares de mediciones elaboradas por organismos serios y mundialmente reconocidos, y no por alarde o vanagloria, sino porque es la única manera de demostrar metas alcanzadas o los atributos y valía de lo que hacemos con cierto grado de credibilidad.

Por ello existen pruebas de laboratorio, competencias, concursos, exámenes y todo tipo de certificaciones de calidad, etcétera, que al publicarse en tablas comparativas (rankings) nos dicen en dónde estamos parados con respecto a nuestros pares, y al mundo que nos rodea, y nos permiten tomar decisiones que corrijan o mejoren lo que hacemos, sea que nos dediquemos a gobernar, curar, cuidar, fabricar, construir o educar.

Así lo planteó el físico-matemático William Thomson Kelvin: "Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre".

En el caso de la educación, las pruebas a los alumnos son la principal herramienta para saber si los estudiantes tienen las habilidades y conocimientos esperados.

Sin esas pruebas, ¿cómo vamos a saber si la educación pública mexicana avanza o retrocede? Y lo mismo en otras mediciones, como las económicas, ¿cómo vamos a saber si vamos saliendo o hundiéndonos más en la pobreza y el subdesarrollo, si en lugar de medir componentes tangibles como el PIB, el empleo o los ingresos, se intenta medir el "bienestar" (whatever that means)?

La información confiable, relevante y sistematizada, las pruebas y los índices de medición permiten compararnos, y al compararnos, podemos conocer y comprender mejor la realidad, de manera que las decisiones no sean lo que coloquialmente se conoce como "palos de ciego", los cuales caracterizan muchas de las decisiones y políticas públicas de la 4T.

Pero es inútil pretender compararnos, si los elementos que queremos contrastar con otros no se asemejan, no tienen ningún tipo de coincidencia de valores, características o atributos. O son totalmente distintos.

Es lo que se intenta hacer notar cuando decimos que debemos comparar "peras con peras" o que estamos comparando "peras con manzanas", como sería comparar PIB con bienestar o ingresos con felicidad.

Lo que el gobierno de la 4T hace para mantener su popularidad, cada vez que se topa con datos adversos, es confundir y desfigurar la información dura, con "otros datos", y hacer de ella lo que en la filosofía de la ciencia se conoce como la inconmensurabilidad, es decir, la imposibilidad de comparación de dos teorías cuando no hay un lenguaje teórico común. Si dos teorías son inconmensurables entonces no hay manera de compararlas y decir cuál es mejor y correcta.

La mejor manera de ocultar carencias, debilidades, errores, incumplimientos, niveles de pobreza, salud, crímenes y muertes, es haciendo que la información oficial sea inconmensurable, incomparable, y por lo tanto irreclamable. Si todos miden el PIB, el gobierno mexicano mide el bienestar. Si todos miden los conocimientos, acá medimos la sabiduría popular.

Tenemos derecho a saber cómo estamos y cómo vamos. Y para ello necesitamos seguir midiéndonos y comparándonos conmensurablemente (peras con peras) con los mejores, especialmente en todo aquello relacionado con la educación y desarrollo. Y si los resultados de las mediciones y comparaciones no son halagadores, toca aceptarlos y usarlos como acicate para corregir el rumbo y establecer nuevas metas.

"Vamos bien... ¿comparados con quién?".

Yo