9M: Abolición del machismo

9M: Abolición del machismo



Antes de empezar a escribir este artículo acerca de la valiosa, necesaria y útil manifestación femenina del pasado 9 de marzo (#NueveNadieSeMueve) sentí que debía pedir permiso a las mujeres para expresar mi opinión al respecto. Sentí que el tema les pertenece sólo a ellas y que los hombres debemos respetar el curso que le quieran dar a sus miedos, reclamos, silencios y ausencias.

Sentí que opinar en calidad de hombre era invadir su privacidad, meterme sin permiso a un territorio o casa ajena a la que no fui invitado ni soy bienvenido. Sentí, inclusive, que manifestarme sin el consentimiento expreso de las mujeres me convertiría de facto en una especie de acosador, violador o macho intelectual, que sin respeto o consideración alguna se mete con ellas y se entromete en sus asuntos.

Eso fue lo que sentí, pero luego, además de sentir, pensé.

Pensé que los destinatarios principales de sus reclamos, manifestaciones y protestas somos nosotros, los hombres que históricamente, consciente o inconscientemente, las hemos sometido, usado y moldeado para el consumo, servicio y placeres de hombres machos, quienes en el mejor de los casos las "respetan" y "admiran" (no las tocan ni con el "pétalo de una rosa"), siempre que asumen su inferioridad, abnegación y sumisión.

Pensé que el 9 de marzo será un parteaguas, a partir del cual las mujeres se dieron a sí mismas la oportunidad para desaparecer los patriarcados para siempre, y no para establecer ahora matriarcados, pues saben bien que un error no se arregla con otro error, sino para cambiar las reglas de convivencia.

Pensé que a partir del 9 de marzo, la cocina, las escobas y los pañales ya no serán espacios u objetos cuyo uso y dominio provoquen cierta pérdida de hombría o virilidad.

Pensé que el 9 de marzo servirá para cambiar la idea de que el rol de ser buenas madres, buenas amantes, buenas esposas y buenas hijas, es exclusivo de las mujeres, y para que los hombres entendamos y aceptemos, de buena gana, que las mujeres tienen el derecho a exigir de nosotros el que también seamos buenos padres, buenos amantes, buenos esposos y buenos hijos.

Pensé entonces que lo que debiera escribir en este espacio no es acerca de la marcha o el paro feminista, sino acerca de la obligada reflexión masculina que deriva de esta manifestación y la cual sólo compete a los hombres.

El 9 de marzo fue (y seguirá siendo) un oxímoron feminista en el que las mujeres se ausentaron para que los hombres las viéramos, callaron para que las escucháramos y se inmovilizaron para que nosotros nos moviéramos. Las mujeres se ausentaron para que sociedad y gobierno reflexionemos y maduremos juntos.

El 9 de marzo no debemos verlo ni recordarlo como un día de huelga feminista, sino como un día de reflexión masculina, como el día de la equidad de género; el día en contra del machismo y la violencia sexual.

El 9 de marzo debe ser visto como el día que celebra, conmemora y marca el fin y la abolición del machismo y los patriarcados, que durante siglos equivocada e injustamente han dado predominio y superioridad a los hombres sobre las mujeres.

El 9 de marzo debe servir para acabar de una vez por todas con situaciones de distribución desigual de poder entre hombres y mujeres; para acabar con los privilegios de primogenituras, de libertades o restricciones sexuales desiguales, de dobles morales, de portación de apellidos paternos, de derechos patrilineales, con reglas que impiden la participación de las mujeres en espacios políticos y religiosos, y con la división sexual del trabajo, tareas y responsabilidades exclusivas para las mujeres.

En suma, el 9 de marzo debe ser visto como el fin de la opresión a las mujeres, el fin de la abnegación y sumisión femenina, el fin de los usos y costumbres, tradiciones, normas familiares, ideas, prejuicios, símbolos y hasta leyes que otorgan derechos y facultades superiores a los hombres sobre las mujeres.

Si realmente queremos cambiar la fama mundial del macho mexicano y su larga historia de abusos y violencia contra las mujeres, comencemos por declarar el 9 de marzo como el Día de la Abolición del Machismo y el Patriarcado en México.

Receta de vida: ½ kilo de hombre
más ½ kilo de mujer = 1 kilo de humano.

Yo