¿200,000 vacunas diarias?



Se dio a conocer hace unos días la logística para la distribución y aplicación de las vacunas contra el coronavirus en Estados Unidos, y no pude sino preguntarme cómo le harán acá en México, y si tienen previsto ya todo lo que se necesita hacer para ello, sobre todo porque mientras más rápido se haga más vidas serán salvadas.

En aquel país las empresas UPS y FedEx, dos rivales en el servicio de mensajería y paquetería, se pusieron de acuerdo para trabajar "codo con codo", para enviar las vacunas desarrolladas por Pfizer-BioNtech a los hospitales del país.

Pusieron en marcha los planes que habían elaborado desde hace meses para estar listos en el momento de que la vacuna saliera. Eso se llama previsión y responsabilidad compartida.

A todos los paquetes con vacunas les colocarían etiquetas especiales de seguimiento, habilitadas por bluetooth y radio en cada envío. En la parte de transporte terrestre, cada camión que llevará las dosis tendrá un dispositivo que rastreará no solo su ubicación y movimiento, sino además su temperatura y exposición a la luz. Los sitios de entrega recibirán además hielo seco adicional para mantener las vacunas a 70 grados Celsius bajo cero.

Todo el proceso desde la salida de la sede de Pfizer hasta las diferentes instalaciones médicas donde la vacuna será aplicada duraría un día.

Adicionalmente empresas privadas como Walmart anunciaron que prepararán 5 mil de sus tiendas para administrar la vacuna, equipándolas con congeladores especiales para almacenarla en las condiciones adecuadas.

Ante este plan de distribución y aplicación de vacunas, que conjunta los recursos del sector privado con los del gobierno para mitigar los estragos de esta pandemia lo más pronto posible, la pregunta obvia es: ¿Cuál es el plan del gobierno mexicano para hacer lo propio, en un caso en el que la vida de decenas de miles de personas depende de una logística inteligente, eficaz y apolítica?

La información oficial acerca de la manera como se distribuirá y aplicará la vacuna en México es vaga. No se sabe cómo las autoridades garantizarán la distribución de millones de dosis en las condiciones adecuadas. Dicen que el Ejército y la Marina serán quienes se encargarán de la distribución y custodia, y que Pfizer apoyará en la transportación del fármaco, pero nada sabemos de la infraestructura necesaria para la recepción, almacenaje y personal capacitado en los "puntos" donde se aplicará la vacuna.

El subsecretario de salud López-Gatell indicó que en la primera etapa que terminaría en febrero del 2021, se estarían aplicando entre 6,000 y 8,000 dosis por día (entre personal médico de la Ciudad de México y Coahuila) con base en un "conteo minutado" desde que llega la persona al centro de vacunación y sale de él con el medicamento aplicado. Las siguientes cuatro etapas inician con los trabajadores de salud, siguiendo luego prioritariamente con personas de mayor edad y casos de comorbilidades y enfermedades que padecen muchos mexicanos, siguiendo en etapas subsecuentes con grupos de edades menores, "esperando" que en el primer trimestre del 2022 se concluya con la vacunación de al menos el 75% de toda la población.

Pero las cuentas no se mencionan ni se ligan al plan de vacunación. Si en la primera etapa apenas vacunarán entre 6 y 8 mil personas por día, que nos digan cómo piensan hacerle para vacunar en 15 meses al 75% de la población es decir 90 millones de personas, lo cual significa aplicar vacunas a razón de: ¡200 mil diarias!

La desconfianza surge de la falta de información. Si el Ejército y la Marina serán los encargados de distribuir y aplicar la vacuna contra el coronavirus, lo primero que deben hacer es informar claramente cómo lo harán, y garantizar que lo estarán haciendo con las técnicas y logística adecuadas para cumplir el propósito.

Tenemos derecho a saberlo porque nuestras vidas dependen de ello, y porque desgraciadamente el gobierno federal no goza de la confianza y credibilidad suficientes para que los ciudadanos pongamos nuestras vidas en sus manos.

Tener un sistema de salud como el de Dinamarca es un espejismo, y la única realidad es que tenemos enfrente un sistema de salud público rebasado por la pandemia y con una tasa de mortalidad en manos del azar.

"Cuando la soberbia aparece,
la razón desaparece".

Yo