El poder de la observación

El poder de la observación
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           Observar no es simplemente mantener la atención en un determinado objeto o fenómeno. Observar es “estar en percepción”, y así poder detectar hechos relevantes a determinados fines.  La importancia de observar no está en lo que vemos, sino en lo que pensamos y hacemos con lo que vemos y percibimos. Y para “observar” lo que ocurre a nuestro alrededor y actuar en consecuencia, es que se inventaron los llamados “Observatorios Ciudadanos” que mucha gente no sabe ni siquiera que existen o para que sirven .

            Un Observatorio es un conjunto de individuos que se agrupan en un espacio autónomo con el fin de monitorear, evaluar e incidir en determinadas políticas o procesos. Son un ejercicio de contraste entre lo que es y lo que debería ser una determinada situación, entre la realidad y los ideales colectivos, lo que los convierte en actores clave en la construcción de ciudadanía.

            Las actividades principales de un observatorio son la elaboración de diagnósticos, la redacción de informes respecto de distintos temas y la difusión de los resultados obtenidos.

            Pero ¿porqué o para qué observar?

            Siendo yo un observador compulsivo que considera la observación como el mejor método de aprendizaje y detonador de los procesos creativos, les digo que

la lista de razones es larga, y aunque algunos términos puedan parecen sinónimos, si hacen un ejercicio de “observación” verán que no lo son tanto, primero porque los sujetos y objetivos de la observación no son siempre los mismos, y segundo, porque cuando de aguzar los sentidos o descifrar causas se trata, las sutilezas son importantes, muy importantes, diría yo.

            Observamos para: detectar, investigar, controlar, informar, medir o evaluar; para comprobar o registrar; para acatar, apreciar, entender, considerar o estudiar; para retribuir, castigar, afianzar, prevenir o corregir; para opinar o aconsejar; para  alertar, denunciar, exigir u ordenar; para cotejar, alegar, enjuiciar, testificar, dictaminar, sondear o sentar precedentes; para balancear, diferenciar o compulsar;  para igualar, uniformar o proporcionar; para demostrar, localizar, atinar o topar; para atrapar, sorprender, rastrear, desenmascarar o liberar; para  inspirar, concebir, proyectar, planear, vigilar, custodiar, perpetuar o asistir; para acertar o solucionar; para estabilizar, perfeccionar, asegurar, disciplinar y finalizar… Esta lista nos permite ver la utilidad de la observación y todo lo que puede salir a la luz cuando se observa con detenimiento, honestidad y rigor intelectual.

            Dicen que el mundo avanzó mas, desde el momento en que comenzó a utilizar mas el microscopio, que el telescopio. Cuando comenzamos a observar el nano-mundo en lugar del macro-mundo,  lo imperceptible en lugar de lo perceptible.

            La observación es una poderosa y reveladora herramienta que nos permite aprender y reaccionar a lo que ocurre con mucho mayor tacto, prudencia, o ventaja. La observación es como una luz en las tinieblas, porque observamos no solo con los ojos, sino con todos los sentidos, con los sentimientos, con la intuición, la sagacidad y la perspicacia.

            Nosotros escogemos en qué fijar nuestra atención y en qué no, y podemos entrenarnos para ver el mundo de otra manera, desde otro ángulo y volverlo mucho mas rico, interesante y atractivo de lo que a simple vista parece con solo hacernos preguntas, muchas preguntas: ¿Porqué ocurrió eso? ¿Porqué está eso ahí? ¿Porqué hablan, porqué callan? ¿Porqué desafina, porqué hace reir? ¿Porqué quiero estar, porqué me quiero ir?

            Nuestro peor hábito como personas y como ciudadanos, es no poner atención, no cuestionar y creer que la superficialidad de las cosas es la realidad o la verdad.

            Observando aprendemos a diferenciar lo aparente de lo real, a leer “entre líneas”, a ver lo subyacente, el verdadero significado de las cosas, las causas y no los efectos. Observar es ver con los ojos del alma y no con los ojos del cuerpo que se encandilan al primer brillo y se dejan llevar por el halo o la falta de halo de las personas y de las cosas. Observando, observando siempre, podemos encontrar el oro que no brilla y la verdad que no se revela.

 “El mundo esta lleno de obviedades que nadie observa” Sherlock Holmes.

 Ricardo Elias