Popularidad resiliente

Popularidad resiliente

¿Se han preguntado por qué la popularidad del Presidente se mantiene en niveles altos a pesar de las promesas incumplidas, la enorme lista de errores y de la manifiesta incapacidad para dirigir y administrar el país; a pesar de que hay más pobres que antes, que la economía está estancada, que el número de muertos y la inseguridad van al alza y la corrupción es igual o mayor que antes; a pesar de que familiares directos y funcionarios públicos han sido exhibidos recibiendo dinero, cometiendo delitos o llevando una vida de lujos contraria a la austeridad que el Presidente pregona; a pesar de sus reiterados ataques a la libertad de expresión y, sobre todo, de haberlo visto una y otra vez violar la Constitución, las leyes y los derechos fundamentales de los ciudadanos, persiguiendo a todo aquel que critica o exhibe la incapacidad, corrupción y podredumbre de su gobierno?

La resiliencia de su popularidad es similar a la que en un momento llegó a tener el ex presidente Trump, y que le permitió afirmar la siguiente atrocidad: "Puedo matar a alguien en la Quinta Avenida de Nueva York, y no pierdo ni un voto".

Si bien la aprobación del presidente AMLO ha ido a la baja -en su primer año de gobierno tenía el 68%, y hoy está en niveles del 60%- ha podido, hasta hoy, hacer y decir cuanta locura o tontería se le ocurra, e insultar, denostar y atacar a quien le venga en gana sin que su base de votantes se desmorone. ¿Por qué?

La respuesta la encuentro en la ignorancia, pero sobre todo en el resentimiento de millones de mexicanos. El propio Presidente lo confirmó hace unas semanas al decir que, en los niveles educativos más bajos, el 90% lo apoya, y en los más altos, es exactamente al revés.

Mientras más informados estamos, mientras más sabemos, menos le creemos, menos lo apoyamos y, por supuesto, más nos inquietamos y más lo criticamos.

Por eso al Presidente le preocupa tanto lo que dicen e informan los medios de comunicación; por eso sus constantes ataques a los periodistas más respetados o más escuchados; por eso sus diatribas contra todas las organizaciones ciudadanas autónomas que no puede callar o controlar, y a las que intenta cooptar o desaparecer. Y por eso sus embestidas contra los expertos, los científicos, las universidades, y en general contra los más educados a los que sólo podría convencer de las "bondades" de su proyecto de "transformación" con hechos y no con palabras, con datos y resultados, o si de vender promesas y sueños se trata (se vale soñar), con estudios serios y profesionales que sustenten la viabilidad y probabilidades de éxito de sus proyectos.

Pero al Presidente le importan un comino los estudios o las opiniones de los expertos, y menos cuando estos concluyen que sus programas sociales, proyectos y ocurrencias jamás lograrán el objetivo de reducir la pobreza, la desigualdad, la inseguridad y la corrupción, o mejorar la salud o la educación de la población, y que de seguir en este camino terminaremos aun peor que antes.

Le molesta mucho, pero no le interesa nada lo que digamos todos los que tenemos una educación o un nivel económico superior al promedio, porque para él nosotros no somos ni representamos al "pueblo", término que en su mente se refiere sólo a la porción más humilde, más ignorante y sobre todo más resentida de los mexicanos, y que han sido puestos deliberadamente en contra de los que más saben y por lo tanto más tienen.

La 4T no es otra cosa que un movimiento de autonombrados "paladines" de los pobres y de resentidos, para los cuales, el hecho de que el hijo de AMLO -a quien consideran su par- viva en una casa como la de los políticos corruptos anteriores (los actuales son héroes nacionales), es visto como un triunfo del pueblo pobre sobre los ricos, y celebran que alguien venido de abajo haya hecho lo mismo que otros antes hicieron, aunque sea ilegal, corrupto o inmoral.

Su "motto" es: "contra los ricos hasta que nos igualemos, y una vez igualados, a defendernos", y el dicho que aplica a los resentidos es el de "mal de muchos, consuelo de tontos".

Desgraciadamente para todos, seamos ricos, clasemedieros o pobres, los seguidores del Presidente no se darán cuenta de que la 4T llevará al país a la ruina hasta que verdaderamente estemos en la ruina. Para allá vamos, pero todavía no llegamos.

"Podemos ver el futuro
si entendemos las consecuencias
de nuestros actos".

Yo