La pandemia de los necios

La pandemia de los necios

"El derecho al suicidio termina
cuando implica la muerte de otros".

La pandemia del Covid-19 va para largo. Nuevas variantes y nuevas olas de contagio están surgiendo, lo que a su vez aumenta el número de hospitalizaciones y fallecimientos.

Y en medio de esto, nos guste o no, la vida continúa, y aunque algunas cosas nunca volverán a ser igual, debemos intentar "normalizarla" y lograr un equilibrio entre la salud física, la salud mental y la salud económica.

Una de las cosas que más ayudarán a la normalización de la vida y a la reactivación económica será el dejar la modalidad de trabajo conocida como "home office".

Prácticamente todas las empresas, oficinas y negocios están requiriendo ya la presencia física de sus trabajadores y empleados en los centros de trabajo, y en atención a circunstancias particulares establecen acuerdos especiales que permitan al trabajador cumplir simultáneamente con las responsabilidades laborales y familiares, las cuales se han complicado principalmente por el confinamiento de niños que requieren supervisión adulta.

Sin embargo, hay personas que abusando de la facilidad temporal del "home office" se niegan a regresar a las oficinas, argumentando "riesgos" de contagio, cuando la realidad es que su negativa se debe a comodidades personales o porque el trabajo no supervisado permite en muchos casos trabajar menos y cobrar lo mismo.

A estos últimos les digo: si pueden ir a un restaurante, a un centro comercial o a un evento social, bien pueden ir a una oficina.

Necesitamos aprender a convivir con un virus que hoy ya solo es considerado mortal para los no vacunados, por ello es que esta pandemia la llamaría yo "La pandemia de los necios", dado que solo terminará matando a los necios que no se vacunan, y que desafortunadamente todavía son muchos.

Los que rechazan la vacuna, porque según ellos "la sacaron demasiado rápido", o por miedo a "ciertos" efectos secundarios graves, o por desconfianza en los gobiernos que las promueven y los laboratorios que las producen, deberían saber y pensar en solo dos cosas: 1. Al día de hoy se han vacunado más de 2.4 mil millones de personas en el mundo, y 2. El 98 por ciento de los fallecimientos por Covid-19 son de personas no-vacunadas.

Siglos atrás, cuando la humanidad no contaba con los adelantos científicos y médicos de hoy, las pandemias (enfermedad contagiosa de alcance global) y epidemias (enfermedad contagiosa regional) causaban la muerte a poblaciones enteras cuya única forma de protección era el aislamiento.

Estos son los datos de las cinco pandemias más letales de la historia (fuente National Geographic): la Plaga de Justiniano (año 541-543) causó la muerte a 30 millones de personas; con la Peste Negra (1347-1351) murieron entre 75 y 200 millones; con la Viruela (1520) 56 millones; con la Gripe Española (1918-1919) entre 40 y 50 millones; y con el SIDA 39 millones; (para que saquen cuentas de las muertes que habría hoy si no hubiera vacunas: en el siglo 16 la población mundial era de solo 460 millones. Hoy la población mundial ronda los 8,000 millones).

Fue hasta el año 1980 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la erradicación de la pandemia de la Viruela debido precisamente a los esfuerzos por globalizar las campañas de vacunación.

A veces las palabras solas no dejan ver la profundidad e importancia de su significado. Cuando escuchamos que una enfermedad se considera "erradicada" no tenemos conciencia de todo lo que hubo que hacer para librarnos de ella.

¿Por qué los que dudan de la efectividad y seguridad de la vacuna contra el Covid-19 siguen en otros casos las recomendaciones de la misma OMS y aplican a sus hijos desde bebés vacunas fabricadas por los mismos laboratorios que hoy satanizan, como son las vacunas contra la Varicela, la Difteria, la Poliomielitis, la Hepatitis, la Influenza, etcétera, o la llamada "triple", contra el Sarampión, las Paperas y la Rubéola?

No hay duda, la clave para erradicar o reducir la incidencia de enfermedades que antes eran habituales son las vacunaciones sistemáticas, por lo que en lugar de elaborar teorías de conspiración en contra de la OMS y los laboratorios que investigan y desarrollan vacunas, debemos considerarnos afortunados de vivir en una época en la que gracias a la ciencia médica podemos evitar muertes y sufrimientos que siglos atrás eran insoportables.

"El derecho al suicidio termina
cuando implica la muerte de otros".

Yo