Subhumano subsecretario

Subhumano subsecretario



Difícil encontrar palabras para expresar la indignación y coraje que me causaron las subhumanas declaraciones del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en las que según él los padres de niños con cáncer que se quejan por la falta de medicamentos oncológicos, lo hacen "como parte de una campaña más allá del país, de los grupos de derecha internacionales que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana ya con una visión casi golpista".

Por otro lado, y como dando a entender que en realidad no hay desabasto, insinuó que detrás de las protestas están las compañías que controlaban el negocio de medicamentos, "molestas porque el Gobierno firmó en 2020 un convenio con la ONU para adquirir los productos más baratos en el mercado internacional".

Ningún medio de comunicación, ni ningún crítico se opone a que las medicinas se compren a menor precio, siempre que cumplan con las normas y efectividad necesarias; a los niños con cáncer y a sus padres no les importa si los medicamentos se los compran a la industria nacional, a la ONU, o a quien sea, lo único que exigen con razón y vehemencia es que haya suficientes y se suministren a tiempo.

Luego de la andanada de críticas que las declaraciones del subhumano subsecretario causaron, éste salió, en modo de control de daños, a decir que, "en solidaridad y respeto por los familiares de niñas y niños con cáncer se encuentran trabajando 'incansablemente' para conseguir los medicamentos faltantes".

¿Qué pasó con los intentos golpistas? ¿Ya no hay tales? ¿Reconoce ahora que el desabasto de medicinas es real?

La verdad es que son incapaces de admitir errores. En lugar de ello, atribuyen sus fallas y desprestigio a complots orquestados por los adversarios, medios de comunicación y los corruptos (ahora etiquetados por el Presidente como malquerientes).

¿Cuándo tendremos los medicamentos?, es la pregunta que los padres de niños con cáncer hacen una y otra vez. En respuesta, el Presidente dijo: "Aprovecho para decirles que no descansamos porque queremos que tengan sus medicamentos, y que ya muy pronto lo vamos a lograr". Y, ¿cuándo es pronto? Digo, porque el cáncer no espera.

Está bien que el gobierno quiera "ahorrar" dinero siempre que sea esto posible y no sea a costa de la vida y salud de nadie.

Lo sensato y prudente hubiera sido que, antes de cancelar compras y cerrar la planta que producía la mayor parte de medicamentos oncológicos del país, en paralelo se hubiera comenzado a implementar el mecanismo de sustitución de proveedores, y cuando estuviera listo y garantizado el abasto y la distribución, hacer el cambio.

Si la razón para cambiar lo que venía funcionando es que, según el gobierno, había corrupción, y los precios eran mayores a los del mercado, la solución y procedimiento debió ser otro. Si hay o había corrupción, lo que procede es comprobarla, denunciar y castigar a quien corresponda, y si los precios de compra de medicamentos son o eran altos, lo que procede es hacer licitaciones para comprar en el mercado mundial lo que más convenga.

Lo delicado de este caso es que no se trata de cambiar cualquier tipo de proveedores, sino de fabricantes de medicinas especializadas de las cuales depende la salud y la vida de muchos, por lo que la falta de un plan profesional y detallado para sustituirlos es simplemente criminal.

Lo único que importa ahora es saber cuándo exactamente estarán disponibles los medicamentos faltantes. Al "humano" Presidente, y al subhumano subsecretario, hay que pedirles simple y sencillamente que muestren los pedidos de compra de los medicamentos faltantes, los precios a los que se compraron, las pruebas de calidad correspondientes y las fechas en las que los nuevos proveedores las entregarán y serán distribuidas en todo el país.

De nada sirve que trabajen como dicen, "incansablemente", si al final los resultados son desastrosos. De nada sirve a un enfermo de cáncer escuchar que "ya pronto" tendrá sus medicinas.

Las enfermedades no se curan con palabras, buenos deseos y fechas intangibles, y la negada existencia del problema del desabasto no se solucionará aduciendo conspiraciones golpistas que solo existen en la imaginación de aduladores ineptos, ni tampoco con demagogia, ideologías y doctrinas que ni curan el cuerpo, ni curan el alma.

"Convertir un deseo en realidad
depende de un plan factible".

Yo