Paradoja ecuatorial


Un gobierno socialista-asistencial es el que pretende erradicar la pobreza y reducir las desigualdades regalando dinero y sembrando la idea de que es injusto que alguien tenga más que otros, que desvalora el esfuerzo propio, la educación y el conocimiento que hay detrás de un bienestar honesto y duradero.

No hay mejor ejemplo para explicar los efectos negativos de lo anterior, que la vieja historia que una vez más ha comenzado a circular en las redes sociales acerca de un supuesto experimento en el que un maestro de economía, cansado de las críticas al sistema capitalista, decidió hacer para demostrarle a sus alumnos cómo funciona el socialismo.

El experimento socialista consistía en implantar un esquema distributivo e igualitario de las calificaciones. Como si fuesen dinero, las notas que cada alumno obtuviera en los exámenes serían repartidas entre todos en base al promedio de la clase, con lo que en teoría nadie resultaría reprobado.

Tras la primera prueba, el maestro calculó el promedio y todos recibieron "justamente" una calificación de "7". El resultado fue que quienes estudiaron con dedicación (los que generaron la riqueza) quedaron indignados y los que no se esforzaron quedaron felices. (¡Arriba el socialismo!).

Tras la aplicación de la segunda prueba, los estudiantes flojos estudiaron mucho menos (esperando sacar el mismo "7" sin hacer nada) y los que antes estudiaron mucho, decidieron estudiar menos y así también aprovecharse del sistema.

El promedio de la segunda prueba bajó a "4", y el de la tercera a "1". Como nadie quería estudiar más para beneficiar al resto, todos resultaron reprobados. La búsqueda de "igualdad y justicia" había sido la causa.

Algunas de las conclusiones atribuidas a este hipotético experimento son: no se puede llevar al más pobre a la prosperidad quitando la prosperidad del más rico; por cada uno que recibe sin haber tenido que trabajar, hay una persona trabajando sin recibir; es imposible multiplicar la riqueza dividiéndola. Cuando la mitad de la población se da cuenta de que no necesita trabajar, la otra mitad se da cuenta que no vale la pena trabajar para sostener a la primera. En ese momento comienza el fin de una nación.

Estas nociones son fácilmente entendidas por aquellos que en base a esfuerzo y trabajo honesto han logrado niveles de bienestar aceptables, mas no es fácil que las entiendan y acepten quienes no tienen nada, quienes viven en modo de supervivencia y van resolviéndose la vida un día a la vez, como se pueda.

No son injusticias los resultados diferentes derivados de esfuerzos y talentos distintos. Las injusticias tienen que ver con la falta de educación y de oportunidades o con la discriminación. Injusticia es hacer creer a la población menos educada, que sus problemas se resolverán con dádivas del gobierno.

Sería mucho más justo y eficaz si, por ejemplo, en lugar de regalar dinero mensual a un joven de escasos recursos a cambio de nada, se le da cada vez que termine un grado escolar.

¿Cómo hacer para que el bienestar que otros han logrado con educación, trabajo honesto y perseverante, en lugar de provocar sentimientos de envidia e injusticia, sea visto como ejemplo a seguir?

¿Cómo demostrar que el dinero fácil y las riquezas mal habidas producto de la corrupción, la delincuencia y la impunidad no son duraderas, son una falacia?

La respuesta la encuentro en algo que nos diferencia a los humanos de los animales, y que es la capacidad para pensar en el futuro, y no sólo en las necesidades o placeres inmediatos.

Pensar en el futuro es pensar en las consecuencias de nuestras acciones y omisiones; pensar en el futuro es el acicate para estudiar, trabajar, invertir y ahorrar hoy para disfrutar mañana, y que se explica en la llamada "Paradoja Ecuatorial", que indica por qué los países más cercanos al Ecuador que tienen los niveles de renta per cápita más bajos del mundo, y los países con climas fríos, cuyos habitantes se han acostumbrado a pensar en el futuro (el invierno) son más ricos.

Si sólo se piensa en hoy, no hay nada mejor que recibir dinero y comida a cambio de nada, ni emprendimiento más productivo que tomar lo ajeno.

El día está resuelto, mañana... ya veremos... "Dios" dirá.

"Trabajo es un binomio
compuesto de dolor y placer".
Yo