Populismo en América Latina

 

En un país democrático como supuestamente lo es México, callar voces individuales o la opinión pública porque no nos gusta lo que se dice es violar un derecho fundamental: la libertad de expresión.

Esto viene a colación por el reciente comunicado en el que la casa productora La División, que se atribuyó la producción de la serie "Populismo en América Latina", denunció presiones para que no sea transmitida en México, acusando al candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, de estar operando para evitar la difusión de la serie documental y que dedica uno de sus capítulos a él mismo.

Javier García, quien se identifica como productor ejecutivo y realizador del material, dijo que "están ejerciendo una presión ilegítima y antidemocrática para impedir que esta serie sea transmitida a las audiencias mexicanas".

Si AMLO todavía no accede al poder y ya hace lo posible por acallar voces, ocultar documentos y material histórico que lo muestran como el líder populista que es, es de esperarse que de llegar a la Presidencia, su intolerancia a la crítica y su capacidad para silenciarla aumenten considerablemente. Y eso sí es un verdadero peligro para México.

La verdad es que "el populismo es incompatible con el ejercicio pleno de la libertad de expresión", así lo dijo Vargas Llosa hace tiempo en un debate sobre poder y periodismo en América Latina: "El riesgo que el populismo entraña para la libertad de expresión está en que ve a la prensa y a los líderes de opinión como un escenario más de batalla ideológica y, como si de una guerra se tratase, intenta 'capturar' el espacio de los medios de comunicación".

Debido a que la popularidad de los demagogos se basa en la manipulación de la información a conveniencia, las personas y los medios de comunicación que no se "alinean" a sus intereses son como una piedra en el zapato que hay que quitar, pues en muchos casos exhiben las falsas explicaciones que dan a las cosas, y las soluciones simplistas o mediocres que ofrecen para resolver problemas profundos y complejos.

Para AMLO, los reporteros, las organizaciones civiles, las cadenas de televisión y los medios impresos que publican datos o información que no le es favorable son inmediatamente etiquetados como parte de la mafia del poder, o de "complots" en su contra. Así es AMLO, así seguirá siendo, y así han sido todos los líderes populistas de la historia, por ello su rechazo y censura a una serie de televisión que lo demuestra.

No es casualidad que los regímenes populistas apunten siempre sus baterías contra los medios independientes, a los que presentan como los verdaderos enemigos de la sociedad.

El más reciente ejemplo es el de Trump, otro populista más para la historia, quien ha dicho públicamente que "los hombres de la prensa están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra", porque según él "distribuyen noticias falsas".

No dudo que las noticias falsas existan y que haya periodistas que deshonran su profesión, pero el Presidente de un país no puede hacer generalizaciones tan dañinas y que socavan la credibilidad de las noticias y el derecho que tenemos todos a contar con información veraz y oportuna.

Espero que las autoridades no se plieguen a los ilegítimos intentos de AMLO por detener la difusión de esta serie documental de contenido histórico que debe ser del conocimiento de todos, aunque la realidad que muestre no le favorezca.

Y espero también que podamos verla antes de las elecciones, pues se trata de un tema crucial que nos ayudará a comprender mejor la manera como operan los líderes populistas y los partidos políticos detrás de ellos, particularmente en estos momentos en los que estamos por decidir el rumbo del País.

Si algo podemos hacer la sociedad civil organizada (esa de la que AMLO desconfía y despectivamente llama "fifís") es impedir la censura de este documental, y si después de haberlo visto, alguien todavía quiere darle su voto a un populista, pues estará con el pleno derecho de hacerlo, de la misma manera que los demás tenemos derecho a conocer a tiempo para decidir el sentido de nuestro voto, lo que ha pasado en otros países una vez que los líderes populistas asumieron el poder.

"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo".

Evelyn Beatrice Hall (atribuida a Voltaire)