'Roma' ¿incriticable?

'Roma' ¿incriticable?

 

Hace unos días, en una de las tantas conversaciones en torno a la película Roma, me hicieron una pregunta compuesta por tan sólo dos palabras: ¿te gustó? Respondí con un monosílabo que a la postre resultó ser una especie de "sacrilegio intelectual": No.
Mi profana respuesta, que obviamente no mostraba sumisión ni admiración infinita al autor, levantó las cejas de todos, y sentí que de golpe me ubicaban en el grupo de personas superficiales e insensibles que no aprecian, entienden ni saben nada de arte, poesía o del dolor humano.

El hecho de que Roma haya ganado en el festival de Venecia el premio León de Oro, y haya sido nominada a tres Globos de Oro por mejor guion, mejor director y mejor película extranjera, y que su autor fuese Alfonso Cuarón, ganador del Oscar al mejor director en 2014, ponía mi opinión y a mi persona en una insostenible e incómoda posición por haberme atrevido a criticar lo "incriticable".

En una de las pláticas, cuando me dijeron que la protagonista, Yalitza Aparicio, para quien Roma fue su primera actuación, fue calificada por The New York Times como el "descubrimiento del año", yo dije: ¿De veras? ¿Si a este filme le quitan la firma "Cuarón", opinarían lo mismo?

En otra conversación, luego de haber externado mi opinión, los participantes uno a uno comenzaron a exponer los atributos de la película, los cuales si bien reconozco, no cambian mi respuesta a la pregunta "¿te gustó Roma?", y que obliga a hacer un balance final.

"Gran fotografía, de una extraordinaria sensibilidad", "es una obra de arte", "pone en primer plano un personaje que en México ha sido el cuerpo de la discriminación", "la precisión evocativa es muy aguda", etcétera, decían entre ellos.

Luego de la andanada de cualidades artísticas, técnicas e intelectuales que la película sin duda tiene, uno de los participantes hizo un espacio de cortesía para tratar de entender por qué a mí Roma no me había gustado.

Esto es algo de lo que en las distintas conversaciones he dicho al respecto y quise exponer hoy en este espacio:

Ya vi Roma... me deprimí.

¿Soy poco conocedor de cine-arte porque haciendo un balance entre fotografía, sonido, argumento, actuaciones, formato y mensaje, lo que esta película me provocó fue angustia y depresión?

¿Soy un ignorante porque me atrevo a decir que una obra cinematográfica hecha por un "laureado" no me gustó o porque los recuerdos que evoca en lugar de provocar agrado me deprimen?

Roma para mí es una obra de arte conceptual nostálgico que le habla a la mente del espectador abriendo el cajón de los recuerdos y vivencias de 50 años atrás.

Haciendo una analogía, si en lugar de ver Roma en salas de cine, la viésemos en las salas de un museo de arte contemporáneo, la primera instalación podría ser un Ford Galaxy 500 (chocado) colgando en el atrio del museo; en otra sala unas efigies de Zovek y el Latin Lover ataviado con camisas de Vanlon, bajo un tendedero de ropa del que penden calzones de mujer y brassieres de copa picuda; y en una obscura sala más la proyección de una película filmada en Super-8 con imágenes de niños enclenques en traje de baño titiritando de frío, y que luego se atora para mostrar cómo el foco caliente del proyector derrite el celuloide en un "loop" de nostalgia interminable.

Estoy más que seguro que quienes tengan recuerdos felices de esa época les gustará verla y se sentirán bien con su memoria.

Pero para los que nos vemos identificados en el niño regañado o injustamente golpeado por escuchar tras la puerta problemas de adultos, para los que llorábamos por la arena de mar que raspaba las quemaduras de la piel, o que los recuerdos de esa época no son de juegos infantiles felices o de juventudes fáciles... los sentimientos que la película causa son deprimentes y angustiantes.

Quien siendo niño haya reído por jugar y correr bajo la lluvia se sentirá bien con los recuerdos, quien haya sido regañado por mojar y echar a perder los zapatos en la misma lluvia, habrá de sentirse mal con ellos.

No tengo el gusto de conocer a Alfonso Cuarón, pero con sólo ver la sensibilidad y capacidad para captar y mostrar las vivencias de los años 60 en México, estoy seguro que entendería por qué Roma a mí, me causó angustias y depresión.

Al final uno de mis amigos bien dijo:

Hay poesía en la tristeza.
Una poesía que rasga... y enseña...
¡Ánimo!

"No sé qué es la felicidad, pero la infelicidad es recordar miedos y tristezas".

Yo